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De startup local a unicornio global: la historia de éxito tras las mochilas amarillas

Glovo: La revolución amarilla que conquistó nuestras calles

¿Recuerdas aquellos tiempos en los que pedir comida a domicilio significaba elegir entre dos o tres opciones de pizza y esperar una eternidad? Esos días quedaron atrás gracias a startups como Glovo, la empresa española que ha transformado no solo cómo pedimos comida, sino prácticamente cualquier cosa que necesitemos. Y lo más sorprendente: todo empezó con una simple idea de un veinteañero barcelonés con ganas de cambiar el mundo. ¡Prepárate para conocer la historia de éxito más amarilla del ecosistema startup español! 🚀

🌟 De Barcelona para el mundo: ¿Cómo nació esta locura amarilla?

Corría el año 2015 cuando Oscar Pierre, un joven ingeniero aeronáutico que había dejado su trabajo en Airbus, se unió con Sacha Michaud para crear lo que hoy conocemos como Glovo. Su visión era tan simple como revolucionaria: una app que te permitiera pedir «lo que sea» y recibirlo en minutos. ¿Te imaginas el momento en que alguien dice «oye, ¿y si pudiera pedir desde una hamburguesa hasta un cargador de móvil sin moverme del sofá?»? Pues así nació esta aventura.

Lo que comenzó en las calles de Barcelona como una pequeña operación con apenas unos pocos «glovers» (como se conoce a sus repartidores) recorriendo la ciudad, se ha convertido en un gigante con presencia en más de 20 países de Europa, África, Asia y América Latina. Y no es para menos: han conseguido recaudar más de 1.200 millones de euros en financiación a lo largo de su historia. ¡Ahí es nada!

De startup a unicornio: El meteórico ascenso del gigante amarillo

Si hay algo que caracteriza a Glovo es su capacidad para crecer a un ritmo vertiginoso. En 2021, apenas seis años después de su fundación, la compañía alcanzó la codiciada valoración de más de 1.000 millones de dólares, entrando oficialmente en el selecto club de los «unicornios». Este hito no solo significó un éxito para sus fundadores, sino que posicionó a España en el mapa global de la innovación tecnológica.

¿Y cómo lo consiguieron? La clave de su éxito ha sido, sin duda, su capacidad para adaptarse a las necesidades locales en cada mercado donde operan. No es lo mismo entregar pedidos en las estrechas calles de Barcelona que en las avenidas de Buenos Aires o en los barrios de Casablanca. Cada ciudad tiene sus particularidades, y Glovo ha sabido jugar bien sus cartas para conquistar el corazón (y el estómago) de millones de usuarios alrededor del mundo.

⚡ Más allá de la comida: La diversificación como estrategia

Aunque muchos asociamos Glovo principalmente con la entrega de comida a domicilio, la realidad es que la compañía ha ido mucho más allá. ¿Necesitas medicamentos de la farmacia? ¿Se te ha olvidado comprar un regalo de cumpleaños? ¿O simplemente quieres que alguien te lleve la compra del supermercado? Glovo tiene la solución para todo ello.

Esta diversificación ha sido una de sus principales ventajas competitivas frente a otros servicios más especializados. En 2019, lanzaron su servicio «SuperGlovo», dedicado exclusivamente a la entrega de productos de supermercado en tiempo récord. Y más recientemente, han apostado fuerte por los «dark stores» o tiendas fantasma, esos pequeños almacenes estratégicamente ubicados por la ciudad que permiten entregar pedidos en menos de 15 minutos. ¿Magia? No, logística avanzada y tecnología punta.

Según datos de la propia compañía, las categorías no relacionadas con comida ya representan más del 30% de su facturación total. Esto demuestra que su apuesta por convertirse en un marketplace de «lo que sea» está dando sus frutos. Como diría mi abuela, «no hay que poner todos los huevos en la misma cesta», y Glovo parece haberlo entendido a la perfección.

Los «glovers»: El rostro (y las piernas) de la marca

Si hay algo que define la imagen de Glovo en nuestras ciudades son esas mochilas amarillas que vemos zumbar de un lado a otro. Detrás de cada una hay un «glover», el eslabón imprescindible que hace posible que tu pedido llegue a tiempo. Estos repartidores se han convertido en parte del paisaje urbano, tan reconocibles como los taxis o los autobuses.

Sin embargo, el modelo laboral de Glovo no ha estado exento de controversias. Como muchas empresas de la llamada «gig economy» o economía de los pequeños encargos, la relación con sus repartidores ha sido objeto de debate e incluso de batallas legales. La cuestión de si son trabajadores autónomos o deberían ser considerados empleados ha llegado hasta el Tribunal Supremo, que en 2020 dictaminó que existía una relación laboral entre la plataforma y sus repartidores.

Ante esta situación, España aprobó en 2021 la conocida como «Ley Rider», que obligó a empresas como Glovo a contratar como asalariados a sus repartidores. La adaptación a este nuevo marco normativo ha supuesto uno de los mayores retos para la compañía en su mercado de origen. Como respuesta, Glovo ha ido implementando nuevos modelos que combinan trabajadores en plantilla con autónomos que operan bajo determinadas condiciones, buscando un equilibrio que satisfaga tanto a las autoridades como a su modelo de negocio.

🚀 Innovación tecnológica: El motor invisible de Glovo

Si hay algo que define a Glovo como startup tecnológica es su constante inversión en innovación. Detrás de esa app aparentemente sencilla que usamos para pedir nuestro kebab a las tres de la mañana hay un complejo entramado tecnológico diseñado para optimizar cada aspecto del proceso.

Sus algoritmos de asignación de pedidos son capaces de calcular la ruta más eficiente para cada repartidor, teniendo en cuenta factores como el tráfico en tiempo real, la meteorología o incluso el tipo de vehículo utilizado. Esto no solo mejora los tiempos de entrega, sino que también reduce costes y disminuye la huella de carbono de cada pedido.

Además, Glovo ha apostado fuerte por el análisis de datos y la inteligencia artificial para predecir la demanda. Gracias a estos sistemas, pueden anticipar cuántos pedidos habrá en cada zona a determinadas horas, lo que les permite gestionar mejor su flota de repartidores. ¿El resultado? Menos tiempo de espera para nosotros y mayor eficiencia para ellos. Todo un win-win, como dirían los modernos.

La experiencia de usuario: La obsesión por los detalles

Si has usado Glovo alguna vez (y si no, ¿a qué esperas?), habrás notado que la experiencia es sorprendentemente fluida. Desde que abres la app hasta que recibes tu pedido, cada paso está diseñado para ser intuitivo y satisfactorio. Y esto no es casualidad.

La compañía cuenta con equipos enteros dedicados exclusivamente a mejorar la experiencia de usuario, estudiando cada interacción y buscando formas de hacerla más agradable. El seguimiento en tiempo real del repartidor, las notificaciones precisas o la facilidad para hacer reclamaciones son ejemplos de esta obsesión por los detalles.

Un dato curioso: según estudios internos de la compañía, reducir en tan solo 5 segundos el tiempo de carga de la app supuso un aumento del 7% en las conversiones. Esto demuestra hasta qué punto cada milisegundo cuenta en el competitivo mundo de las apps de delivery.

⚡ El futuro de Glovo: ¿Hacia dónde va el gigante amarillo?

Con la reciente adquisición de Glovo por parte de Delivery Hero por 2.300 millones de euros, completada en julio de 2022, muchos se preguntan cuál será el futuro de la startup española. La integración en este gigante alemán abre nuevas oportunidades pero también plantea desafíos en términos de identidad y autonomía.

Lo que está claro es que Glovo sigue apostando por la expansión y la diversificación. Su concepto de «quick commerce» o comercio ultrarrápido parece ser el camino a seguir, con entregas cada vez más rápidas de todo tipo de productos. Los «micro-fulfillment centers» o microcentros de distribución ubicados estratégicamente en las ciudades son parte fundamental de esta estrategia.

Además, la compañía está explorando nuevas verticales como el envío de paquetería, compitiendo directamente con empresas de mensajería tradicionales, o incluso servicios específicos para empresas. La idea es clara: si algo puede ser enviado de un punto A a un punto B en la ciudad, Glovo quiere ser quien lo lleve.

Sostenibilidad: El nuevo reto amarillo

En un mundo cada vez más concienciado con el medio ambiente, Glovo ha entendido que el futuro pasa necesariamente por la sostenibilidad. Por ello, ha lanzado iniciativas como «Glovo Zero Carbon», con el objetivo de neutralizar la huella de carbono de todas sus operaciones para 2030.

La apuesta por vehículos eléctricos, la optimización de rutas para reducir emisiones o los envases sostenibles son algunas de las medidas que están implementando. Según datos de la propia compañía, ya han conseguido que más del 50% de sus entregas en algunas ciudades se realicen en vehículos no contaminantes como bicicletas o patinetes eléctricos.

Esta apuesta por la sostenibilidad no solo responde a una demanda social, sino que también supone una ventaja competitiva en un mercado donde los consumidores valoran cada vez más las prácticas responsables con el medio ambiente. Como diríamos en España, «hacer el bien y hacerlo bien» parece ser el nuevo mantra de Glovo.

🌟 El impacto de Glovo en la economía local

Más allá de su éxito empresarial, Glovo ha tenido un impacto significativo en las economías locales donde opera. Para empezar, ha generado miles de oportunidades de ingreso para los repartidores, especialmente relevantes en momentos de crisis como la pandemia de COVID-19, cuando muchas personas perdieron sus empleos tradicionales.

Además, la plataforma ha permitido a pequeños negocios locales llegar a nuevos clientes sin necesidad de invertir en sus propios sistemas de reparto. Desde el restaurante familiar de toda la vida hasta la nueva pastelería de barrio, muchos establecimientos han encontrado en Glovo una ventana para expandir su alcance y aumentar sus ventas.

Según estudios realizados por la propia compañía, los restaurantes que se unen a Glovo experimentan un incremento medio del 25% en sus ingresos durante el primer año. Esto demuestra el potencial de la plataforma como catalizador económico local, aunque también es cierto que las comisiones cobradas a los establecimientos han sido objeto de críticas por considerarse demasiado elevadas en algunos casos.

Glovo y la pandemia: El impulso inesperado

Si hay un momento que supuso un antes y un después para Glovo, ese fue sin duda la pandemia de COVID-19. Las restricciones de movilidad y el cierre de establecimientos convirtieron el delivery en un servicio esencial, disparando la demanda de plataformas como Glovo.

Durante los meses más duros del confinamiento, la compañía no solo vio cómo aumentaban exponencialmente sus pedidos de restaurantes, sino que también experimentó un crecimiento sin precedentes en categorías como supermercados o farmacias. Para muchas personas, especialmente las más vulnerables, los «glovers» se convirtieron en auténticos héroes cotidianos que les permitían permanecer seguros en casa sin renunciar a productos básicos.

Este aumento de la demanda planteó desafíos logísticos enormes que Glovo supo resolver gracias a su capacidad de adaptación y su tecnología. Implementaron entregas sin contacto, protocolos de seguridad para repartidores y establecimientos, y reforzaron su flota para dar respuesta al incremento de pedidos. Como resultado, la pandemia aceleró varios años la adopción del delivery digital, consolidando a Glovo como un servicio imprescindible en la nueva normalidad.

En definitiva, la historia de Glovo es el ejemplo perfecto de cómo una startup española puede conquistar el mundo con una idea brillante, determinación y capacidad de adaptación. Desde sus modestos inicios en Barcelona hasta convertirse en un gigante valorado en miles de millones, su trayectoria nos recuerda que el ecosistema emprendedor español tiene mucho que ofrecer. Y si algo nos ha enseñado esta empresa, es que a veces las mejores ideas son las más simples: conectar a personas que necesitan algo con otras dispuestas a llevárselo. Todo ello, por supuesto, con una inconfundible mochila amarilla. 🚀

Personalmente, como usuario habitual de Glovo, no puedo evitar sentir cierto orgullo cuando veo esas mochilas amarillas por mi ciudad, sabiendo que detrás hay una historia de éxito española. Eso sí, cada vez que pido algo a las tantas de la madrugada, no puedo evitar pensar en ese algoritmo trabajando a toda máquina para que mi capricho llegue en tiempo récord. La tecnología, amigos, ese milagro moderno que nos permite ser más cómodos… ¡y quizás un poco más vagos! Pero eso es tema para otro artículo. 😉